Oscars 2013: La vida de Pi



La primera vez que oí hablar de "La vida de Pi" fue durante una comida familiar hablando con mi madre, cuando de repente me dice: "¡¡Van a hacer una película de la vida de Pi!!, ¿¿Pero qué van a contar?? ¡¡Si el libro es un niño con un tigre en un bote!! Ay no no, con lo mal que lo pasé leyendolo como para ir a verla..." Pero claro, mi madre se lee esto y al día siguiente me llega con Crepúsculo, así que no suelo fiarme de ella. Por cierto, en algún momento haré una crítica de las CINCO PELÍCULAS que me ha obligado a ver en el CINE (como era de esperar nadie más iba a hacer el sacrificio de acompañarla) sólo por el placer de destriparlas y quedarme más ancha que larga.

La cuestión es que en ese momento el resumen de mi madre me pareció curioso a la par que llamativo. A lo largo de la semana empecé a escuchar críticas dispares, y cuando finalmente la nominaron a mejor película (obviamente Ang Lee no podía faltar) decidí que era hora de verla.

La película transcurre de principio a final como un bonito cuento. Comienza con una charla tranquila entre el protagonista y un personaje, que como nosotros está a la espera de una historia espectacular. La narración o bien tratada desde el presente o como con continuos flashbacks del pasado, se desenvuelve de manera fácil que, con una voz en off como guía, hace de esta película de algo sencillo y llevadero.

Los curiosos retos a los que se enfrenta Pi y su manera de desenvolverse ante la adversidad es lo que más me ha llamado la atención y he disfrutado con gusto. Acompañado de un tratamiento de la imagen que merece ser tenido en cuenta y una moraleja que como todo buen cuento pone punto y final a la historia, hacen de esta película una digna rival en la lucha por el Oscar.



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